Me gusta decirles a los alumnos de periodismo de la Carlos III, donde doy clase de una asignatura que lleva este nombre, que el periodismo más cercano es una escuela, es como hacer un master y formarse como periodista de verdad. Lo crean o no, hacer periodismo es investigar el aspecto local, trabajar el escenario más cercano donde vivimos ¿por qué se utilizan los enviados a las catástrofes, a las elecciones u otro tipo de eventos de gran importancia nacional e internacional? Para conocer de primera mano lo que ocurre. Se envía un especialista en información para que recoja las novedades más locales, para conocer lo más íntimo de ese lugar en el que ha ocurrido un accidente o donde se celebra una cita con las urnas. El trabajo que se le encarga al corresponsal o al enviado especial es acercar al espectador, al oyente, a esa realidad que no puede vivir ni sentir porque está a cientos o miles de kilómetros.
El periodismo local, el más próximo a nosotros tiene muchas ventajas pero también algunos inconvenientes.
Y ya que estamos en esto, me gustaría destacar la aportación de la televisión y la radio a este tipo de periodismo. La aparición de las emisoras de radio y televisión autonómicas han venido a demostrar la importancia que tiene para los ciudadanos la información que más les afecta.
Es verdad que la utilización partidista que se hace de los medios públicos regionales deja un poco al margen la importancia de estos medios. Pero no por eso hay que rechazar ni al medio ni a los profesionales. Lo auténticamente importante es cuestionar a los que presionan a los políticos, a esos que irrumpen en una profesión que no es la suya, que intentan manipular las informaciones. Estamos ante dos profesiones diferentes que han de convivir sin interferirse. Los políticos solo tienen la capacidad de decidir en el momento de poner en marcha la televisión o la radio pero, a partir de ahí son los profesionales quienes han de dirigir y decidir. Dejarlos trabajar es un símbolo de respeto a la sociedad y de madurez que, hoy por hoy, nuestros políticos no han conseguido alcanzar.
Pedro Fernández Vicente