[Bez]
Pedro Soler
Que RTVE debe enfrentar una profunda regeneración para cumplir con su misión de servicio público es un secreto a voces. Sucesivas reformas y contrarreformas, sumadas a incumplimientos sistemáticos de la regulación por parte de los partidos políticos que se han alternado en el poder, han abocado a RTVE a la peor situación de su historia.
El problema es que ya no hay mucho tiempo disponible. El deterioro inducido del prestigio de la Radiotelevisión pública, la caída de sus audiencias y la fuerte crisis de independencia y credibilidad amenazan con crear una situación difícilmente reversible, abocando a este medio público a una existencia marginal y residual, lo que supondría un grave deterioro de la democracia española.
La desafección ciudadana hacia RTVE no es casual. Acostumbrados a percibir este medio como un instrumento al servicio de los Gobiernos de turno, los ciudadanos desconfían que sea posible un cambio en profundidad que aleje de una vez por todas el intervencionismo político y aborde un modelo de comunicación acorde con el proceso de transformación que ha emprendido la sociedad española.