La radiotelevisión pública israelí dispone de un canal de televisión, el Canal 1, y de 9 emisoras de radio que van desde cadenas generalistas a especializadas en información, música u otros temas.
No tiene canal internacional pero sí uno educativo llamado Jinujit que emite programas para niños hasta las 18 horas. Además, algunos organismos públicos disponen de radioestaciones independientes de las de la radio pública, como el Ejército, que tiene dos: Galgalatz y Galai Tsahal.
A diferencia de lo que sucede en España, las cadenas públicas israelíes nunca han tenido publicidad. Hasta abril de 2015 se financiaba con un canon de unos 80 euros al año por familia, independientemente de los aparatos que hubiera en el hogar. A partir de entonces pasaron a depender de los presupuestos estatales. Era el primer paso de una ley aprobada en 2014 que buscaba corregir los graves desequilibrios financieros que habían llevado a la radiotelevisión pública a la inviabilidad económica y a la intervención estatal. Su situación era tan grave que, tras varios expedientes de regulación de empleo, era incapaz de cumplir con los requisitos de producción propia que fija la ley israelí. La baja calidad de sus contenidos y la privación de medios a la que la ha sometido el gobierno le habían arrebatado las simpatías del gran público. Según Eugenio García Gascón, el periodista español que más tiempo lleva en Jerusalén, el Canal 1 siempre ha tenido un gran contenido social, lo que le ha hecho muy molesto para los diferentes gobiernos de derechas que han llegado al poder en los últimos años y ni las protestas de los empleados ni los intentos por fichar estrellas mediáticas han logrado corregir esta situación. Actualmente el Canal 1 tiene una audiencia del 4% frente al 22% del Canal 2 o el 14% del Canal 10.
El Canal 1 debía haber dejado de existir en 2015 y haber sido sustituido por una nueva corporación llamada CAN. El texto de la ley aprobada en el Parlamento establecía la extinción de los contratos previos de los trabajadores y la firma de unos nuevos con diferentes condiciones así como la actualización tecnológica pero aún no se ha llevado a cabo esta transformación. Actualmente, sus emisiones siguen siendo bajo el logo de Canal 1, aunque la nueva corporación había contratado en julio de 2016 a 250 empleados de los 912 que debe contratar. De ellos, 450 serán periodistas, productores y cámaras para realizar programas que, además de en hebreo deberán ser en árabe y otros idiomas.
Para poder hacer una comparación es necesario recordar que Israel tiene una población de 8 millones de habitantes, Su presupuesto para los años 2017 y 2018 es de 625 y 650 millones de shekels, aproximadamente 155 millones de euros (19 euros por habitante), una cantidad similar a la de Portugal o Grecia. El presupuesto para poner en marcha la nueva corporación contempla para su puesta en marcha es de 350 millones de sekels de los que 120 son para las primeras compras de material; 28 de masa salarial; 14 para gastos de gestión; 128 para alquileres de inmuebles y 60 para compra de contenidos.
La negociación para la puesta en funcionamiento de la nueva Corporación está siendo muy difícil. El primer acuerdo contemplaba la puesta en funcionamiento del CAN en 2018 pero luego se modificó para adelantarla al 30 de abril de 2017. Algunos diputados de la formación que lidera la coalición gubernamental, el Likud, pretenden modificar la ley para que no se disuelva el Canal 1 pero los sindicatos denuncia que la televisión pública israelí, en su formato actual, no tiene capacidades tecnológicas, humanas y económicas para su supervivencia y que quienes pretenden impulsar la reforma solo persiguen la desaparición de la cadena pública el próximo 1 de mayo pues en estos momentos, el Canal 1 es incapaz de cumplir con la función de servicio público en la que se fundamenta su existencia.
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