En los 35 folios que ocupaba el discurso de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, el sábado 4 de enero, el entonces candidato y ya presidente del Gobierno no dedicó ni una sola línea al derecho a la información de la ciudadanía. Y tampoco se refirió a este derecho constitucional y humano en ninguna de las 22 intervenciones que hizo posteriormente, durante los tres días del debate, para responder a los portavoces de las distintas formaciones políticas.
El presidente no habló de este derecho ni del retroceso en libertad de expresión e información que ha habido en España en los últimos años ni de la precaria situación en la que desempeñan su trabajo muchos periodistas, imprescindibles en las democracias para que este derecho se cumpla como corresponde. Y no es que le faltara tiempo, porque cada portavoz tenía 30 minutos para intervenir más otros 10 de réplica, pero el candidato no tiene limitado el tiempo de sus intervenciones en estos debates. O se olvidó, o no quiso abordar estos asuntos.