Es verdad que al poco tiempo de votar ya se habían arrepentido pero el mal ya estaba hecho. Un error que no tiene marcha atrás, aunque se firmen todos los documentos que se quiera. El mensaje que han dejado a los profesionales y a los espectadores es preocupante. Los trabajadores de Televisión Española solo queremos que los políticos, sus visiones y sus decisiones salgan de las mesas de redacción de una vez por todas. Que dejen de influir constantemente. Ni defensas de gobierno, ni ataques de oposición. Ni sugerencias ni imposiciones. Una televisión pública de calidad y democrática precisa de unos directivos que impidan para siempre la influencia del poder. Pero también necesitamos políticos que sepan donde están sus límites.
Hay que destacar la actuación rápida y contundente del Consejo de Informativos, arropado por los profesionales, que ha arruinado las intenciones del otro Consejo, el de Administración, que no ha sabido estar a la altura que le correspondía. Consejo de Informativos que sale fortalecido para afrontar con independencia una etapa electoral que seguro será amenazada por el poder como en tantas ocasiones ha sucedido, aunque la evolución democrática debilite el empuje político.
Independencia y capacidad de presión que debe ir más allá de la fecha electoral para subsanar algunas deficiencias heredadas de esta etapa, que las hay, como la financiación que tantos problemas está generando para el buen funcionamiento de la radiotelevisión pública, necesaria como difusión y protección de unos valores y cultura para los que solo la pública puede asumir el compromiso de defender, si nos fijamos en lo que vemos y oímos.
Fue una decisión errónea, pero la crisis nos ha hecho más fuertes para esa lucha que está por llegar a favor de una televisión pública para todos en la que todos estemos representados.
Pedro Fernández Vicente es Periodista y Profesor Universitario