Acostumbrado a nadar entre dos aguas y hasta entre tres, Echevarría vestía de rechazo empresarial generalizado al inmovilismo del actual Gobierno la defensa de un interés algo más prosaico y, sobre todo, muy particular. Supone el presidente de Telecinco que la llegada del PP al Gobierno despejará el camino al nuevo caballo de batalla de las cadenas privadas.
Incansables demandantes de regulaciones favorables, tras lograr la eliminación por ley de la publicidad de TVE, que ha salvado las cuentas de resultados de las televisiones privadas, y la flexibilización de los límites a la propiedad, que ha permitido la integración de Telecinco y Cuatro, Echevarría encabeza ahora el movimiento pro-privatizaciones de las cadenas autonómicas.
No es que reclame sólo una racionalización del gasto público en las televisiones regionales, sino su práctica cuasidesaparición. Sólo con una modificación de la legislación estatal, que prohíbe esta posibilidad, se abre la puerta a que las autonomías decidan la privatización de sus cadenas. En Madrid, Esperanza Aguirre se ha mostrado insistentemente a favor de esta posibilidad, que ha secundado la práctica totalidad de barones populares.
Saben los gestores de las grandes cadenas de televisión que la eliminación de TVE como competidor, incluso para Telecinco-Cuatro, que controla más del 45% del mercado, resuelve apenas un par de ejercicios. La fragmentación de la audiencia y el imparable crecimiento de Internet como canal alternativo reducen la porción de estas empresas en una tarta, la publicitaria, que ya ha dejado de crecer. En el caso de Telecinco, además, la integración de Cuatro no ha aportado, de momento, lo esperado. La suma de audiencia de las dos cadenas es menor ahora que antes de la operación.
Mientras unos esperan, con disimulo, un cambio de signo del partido en el Gobierno más pronto que tarde, otros preferirían que las cosas se queden como están. Al menos en el ámbito político. El consejero delegado de La Sexta, José Miguel Contreras, se ha sentado ya con los primeros ejecutivos de todas las cadenas de televisión para explorar una integración. Es la cadena más joven y la de menor tamaño. Una a una, sin embargo, Contreras ha ido rechazando todas las propuestas.
Cuestión de gestión. “No hemos llegado hasta aquí para quedarnos de rentistas, con una participación financiera que no nos da derecho a gestionar”, dice habitualmente, para recordar que “somos la única televisión hecha por gente de la televisión”. Para algunos, su posición en la negociación con Antena 3 tiene mucho de partida de póquer.
En cuanto se reactivan los rumores de fusión, recuerda que pueden sobrevivir en solitario, aunque no le guste la idea de ser siempre pequeños. La última carta en la mesa, una eventual salida a bolsa en otoño de 2012. La teoría: Telecinco y Antena 3 no tienen margen de crecimiento y La Sexta sí, y la bolsa valora expectativas. Y las elecciones generales, a menos de un año vista.
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