La mujer también está presente en la oleada de regeneración y de participación democrática que la sociedad española exige en los últimos años. Por lo tanto, merece cobrar voz, ser respetada, dignificada y reconocida.
Los medios de comunicación social públicos influyen en la conciencia ciudadana, y a su vez los ciudadanos deben poder influir en la difusión de los mensajes que se ofrecen en estos medios. Por ello, resulta imprescindible educar hacia la igualdad de género, condenando, a la vez, todos aquellos actos sexistas, represivos y violentos que atenten contra la dignidad, la vida y el bienestar de la mujer. Un primer paso para conseguir este compromiso social, que tan importante es para el progreso de la población española, es que RTVE preserve su independencia económica y política. La lógica europea reconoce que el servicio de comunicación público debe moverse buscando primordialmente la rentabilidad social, y no la monetaria. Y en este sentido, uno de los objetivos básicos es la difusión de contenidos comprometidos con los valores y derechos humanos, en este caso, con la igualdad de género.
Sin embargo, “la ciudadanía española no ha dispuesto, hasta ahora, de unos medios totalmente comprometidos con la idea de una comunicación de interés social”[2]. Por el contrario, los objetivos de los medios han sido visiblemente más afines a divertir al público, transmitir los valores hegemónicos discriminatorios y propios del patriarcado y reforzar los roles tradicionales de género.
Las obligaciones programáticas de la Corporación RTVE están establecidas en la Ley 17/2006, la Ley 18/2009, el Mandato Marco de 2007 y normas internas como las Directrices Básicas de Programación, el Estatuto de Información y él Manual de Estilo[3]. En este marco normativo, una de las concepciones generales que se establecen en cuanto a contenidos y programas, y que más interesan en cuestión de igualdad de género, es que la programación tiene que ser proactiva al servicio de las necesidades sociales de información, formación y entretenimiento, a la vez que promueva el desarrollo personal y colectivo[4].
Para alcanzar una radio televisión pública no sexista, existen una serie de aspectos en materia de género que deberían ser transversales en todas las informaciones y contenidos emitidos.
➢ LENGUAJE NO SEXISTA
“Lo que no aparece en los medios no existe” (Umberto Eco), y en ese estado de invisibilidad es en el que se encuentra la mujer. El uso de un lenguaje visto, popularmente, como ‘genérico’ oculta en muchas ocasiones al sexo femenino, le niega protagonismo. No nombrar a la mujer en el discurso verbal es equivalente a dejarla en la sombra del olvido, y a no tenerla en consideración.
➢ CONTENIDO VISUAL Y GESTUAL NO SEXISTA
El lenguaje no verbal; las imágenes y los gestos se caracterizan por su pregnancia, su significado preconstruido. Llegan de forma instantánea al receptor, que los interpretan con la misma inminencia. Por lo tanto, hay que poner fin a las imágenes que reproduzcan los estereotipos sexistas y la discriminación.
➢ LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Se debe procurar aumentar la presencia de la mujer en los medios en sus dos vertientes: como periodista y como objeto protagonista de la información. La mujer forma parte del conjunto social, por ello, es igual de merecedora que el hombre a participar en la vida pública y de ser reconocida por ello. A su vez, es merecedora de acceder a los puestos de producción social de comunicación y, por consiguiente, romper con el techo de cristal que le impide llegar a los puestos de dirección.
➢ LA MUJER COMO SUJETO DE LOS HECHOS
Los hombres son representados habitualmente en una más amplia variedad de profesiones que las mujeres; y mayoritariamente, en profesiones de mayor prestigio social. Con las mujeres no ocurre lo mismo: la voz mayoritaria que suele aparecer en los ‘totales’ de los informativos es la de aquellas mujeres cuya profesión no aparece. En la medida que se considera que las mujeres tienen menos éxito y un estatus social inferior, da la impresión de que las mujeres, y sus puntos de vista, son menos importantes.
➢ EL FIN DE LA DIFUSIÓN DE LOS MODELOS DE COMPORTAMIENTO SEXISTAS
Los medios de comunicación públicos deben ser el marco de referencia político, económico y social del ciudadano medio. Su visión influye en el comportamiento de la ciudadanía, construyen realidades y refuerzan la convivencia colectiva; la difusión continua de la cultura patriarcal-tradicional no hace más que perpetuar los modelos de comportamiento sexistas y educar en consecuencia. Además, deberían apoyar la difusión de modelos que desvinculen a la mujer del rol tradicional, secundario y desvalorizado, a través del cual se representa en muchas ocasiones en los medios. Esto fomenta y fortalece comportamientos de supremacía por parte del hombre, hecho que lleva a los maltratadores a pensar que disponen de la potestad para despreciar y castigar violentamente a la mujer.
➢ EL TRATAMIENTO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO DESDE LA PERSPECTIVA FEMINISTA
Es importante analizar la violencia machista desde una perspectiva de género y no desde el morbo y el sensacionalismo. Esto debe ser así puesto que la violencia de género es un delito que atenta contra el derecho a la vida, la dignidad y la integridad física y psíquica de la mujer, por lo tanto, el o la periodista tiene que elaborar las informaciones de forma analítica, contrastando las fuentes y no conformándose con la sentencia judiciales o los informes de la policía. Según afirma un artículo del periódico feminista Mujeres en Red: “Los medios de comunicación discriminan positivamente lo masculino, al mismo tiempo que cuidan comportamientos misóginos, incluso los que son punibles, con oraciones de este tipo: ‘todo parece indicar que se trata de un crimen pasional’. El medio tiene que señalar con el dedo al hombre que mata y no dar la noticia como ‘un nuevo caso de violencia doméstica’[5] .
Las palabras seleccionadas para tratar los casos de violencia de género no son las adecuadas, ya que, como señala el mismo artículo citado, se dice que la mujer ‘ha muerto’, cuando realmente ‘ha sido asesinada’; o se utiliza la palabra ‘hombre’ para evitar la de ‘asesino’. Además, “en contra de la ética periodística, se identifica en muchísimas más ocasiones a la víctima que al asesino”[6].
La difusión de informaciones relativas a la violencia sobre la mujer garantizará, con la correspondiente objetividad informativa, la dignidad de las mujeres víctimas de dicha violencia y de sus hijos. En particular, se tendrá especial cuidado en el tratamiento gráfico de las informaciones. Además, los testimonios en estas informaciones recaen muy a menudo en actores ocasionales–testigos, vecinos, conocidos de los afectados-, en detrimento del relato de las personas expertas que permitirían una mejor contextualización del problema.
También cabe mencionar la importancia de difundir el marco jurídico y los mecanismos legales que amparan a las mujeres que sufren violencia de género.
➢ LA VISIBILIZACIÓN DEL DISCURSO FEMINISTA
El artículo 20.3 de la Constitución española se relaciona con el pluralismo de voces referente a movimientos sociales, partidos políticos, ciudadanos/as... Por lo tanto, también hay que considerar la visibilización del discurso feminista, sus propuestas y reivindicaciones, con el fin de introducirlas en la opinión pública y normalizarlas en vista de todos y de todas. Por consiguiente, hay que erradicar el desprestigio del movimiento feminista en los medios, ya que se suele calificar de sectario o irrelevante.
En este punto, también tiene cabida mencionar la inclusión de los temas de igualdad y contenidos sociales en un lugar prioritario en la agenda de los medios de comunicación públicos.
Por último, cabe decir que existen otros muchos aspectos relevantes a tener en cuenta en los medios públicos, como pueden ser: la prostitución y la trata de mujeres, el derecho a decidir de la mujer sobre su propio cuerpo (aborto, anticonceptivos...), la LGTBfobia por motivos de género y orientación sexual, la discriminación salarial, el acoso sexual en el trabajo, o el establecimiento de una formación inicial y permanente en materia de igualdad para los y las profesionales de la información.
[1] Naciones Unidas Nueva York. Objetivos de Desarrollo del Milenio: Informe de 2015. 2015. (Informes Naciones Unidas) (http://www.un.org/es/millenniumgoals/pdf/2015/mdg-report-2015_spanish.pdf). [Fecha de consulta: 27-04-2016].
[2] Teledetodos. Un nuevo modelo para un tiempo nuevo. España, 2015. (Dictamen de Teledetodos) (http:// teledetodos.es/index.php/dictamen-2015). [Fecha de consulta: 27-04-2016]. Pág. 19.
[3] Íbid. Pág. 26.
[4] Íbid. Pág. 27.
[5] López, Pilar: “La violencia de género en los medios”. En Mujeres en Red. 11-2006. http:// www.mujeresenred.net/spip.php?article821 [Fecha de consulta: 27-04-2016].
[6] López, Pilar: “La violencia de género en los medios”. En Mujeres en Red. 11-2006. http:// www.mujeresenred.net/spip.php?article821 [Fecha de consulta: 27-04-2016].
Fuentes de consulta:
Fraga, Cristina: Las mujeres y los medios de comunicación. Una relación controvertida. España, 2006. (Informe del Observatorio Galego dos medios) (http://www.observatoriodosmedios.org/imxd/noticias/doc/1236340428artigo37.pdf). [Fecha de consulta: 27-04-2016].
López, Pilar: “La violencia de género en los medios”. En Mujeres en Red. 11-2006. http://www.mujeresenred.net/spip.php?article821 [Fecha de consulta: 27-04-2016].
Naciones Unidas Nueva York. Objetivos de Desarrollo del Milenio: Informe de 2015. 2015. (InformesNaciones Unidas) (http://www.un.org/es/millenniumgoals/pdf/2015/mdg-report-2015_spanish.pdf).[Fecha de consulta: 27-04-2016].
Teledetodos. Un nuevo modelo para un tiempo nuevo. España, 2015. (Dictamen de Teledetodos) (http://teledetodos.es/index.php/dictamen-2015). [Fecha de consulta: 27-04-2016]. Pág. 19.