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Miércoles, 16 Abril 2014 12:21

El espacio de los servicios públicos de comunicación en las sociedades del conocimiento

Escrito por Gaëtan Tremblay

Gaëtan Tremblay, Profesor de Comunicación en la Universidad de Québec en Montrèal (Canadá). Autor de numerosas obras sobre la comunicación y la cultura.
Director del grupo de investigación GRICIS
(Parte final de la Ponencia inaugural presentada al Congreso de la AE-IC, Bilbao 22-24 de Enero de 2014; Publicación íntegra próxima en la nueva revista RAEIC: www.ae-ic.org)

1. El papel del servicio público en las sociedades del conocimiento

La era digital es una expresión referida al nuevo entorno tecnológico al que deben adaptarse los servicios públicos mediáticos. Es importante para identificar y encarar los desafíos técnicos y económicos, pero no es suficiente para definir su papel cultural y social, lo que exige hacer referencia al tipo de sociedades en que se desenvuelven.

1.1. Las sociedades del conocimiento

En el año 2005, participando en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, la UNESCO dio a conocer su postura en un documento titulado Hacia las sociedades del conocimiento. Era una manera de superar las concepciones bastante tecnológico-deterministas vehiculadas por los promotores de las "sociedades de la información". En las sociedades del conocimiento, según la UNESCO, la innovación técnica no es suficiente para asegurar el desarrollo. Ni tampoco el acceso a la infraestructura informacional. Lo que importa más es el proceso de capacitación, es decir el acceso y el control de informaciones articuladas significativas para los ciudadanos. El aprendizaje se encuentra en el corazón de las sociedades del conocimiento. Sin aprendizaje, no hay sociedades del conocimiento.

En la visión de la UNESCO, las sociedades del conocimiento son sociedades que se benefician de su diversidad y de sus capacidades para estimular el intercambio de saberes. Los autores del informe explicaron en varios capítulos las diferentes características de estas sociedades ideales: el acceso universal a la tecnología digital, una educación básica de calidad, la educación durante toda la vida (lifelong education). Dejaron claro que si el acceso a la tecnología es una condición básica, no es una condición suficiente para el desarrollo.

La visión de la UNESCO de 2005 enfatizaba cuatro dimensiones fundamentales de las sociedades del conocimiento: la libertad de expresión y libertad de información, el acceso universal a la información y al conocimiento, una educación de calidad para todos, y el respeto a la diversidad lingüística y cultural.

En un informe publicado hace unos meses por la UNESCO, Robin Mansell y yo (Mansell y Tremblay, 2013) propusimos renovar esta visión, retomando los objetivos mayores del informe de 2005, haciendo hincapié sobre los procesos participativos de aprendizaje y concertando los esfuerzos del Estado, del sector privado y de la sociedad civil. El informe Renewing the Knowledge Societies Vision for Peace and Sustainable Development invita a dar un paso adelante, mediante la concertación de todos los actores involucrados en un proceso de desarrollo sostenible, con el objetivo de apropiarse del conocimiento para mejorar las condiciones de vida de las personas y para un mundo en paz y más justo.

Por supuesto, el saber tiene valor económico. Es necesario para lograr un empleo y para mejorar la productividad. Sin embargo, el conocimiento tiene también valor social y cultural. Se necesita para la creación artística y la producción de bienes culturales, para la participación ciudadana en la vida política y cultural. Además, el conocimiento tiene valor por si mismo: es el camino hacia la emancipación individual y colectiva.

Repetimos que el acceso universal a la información y al saber es un requisito básico para lograr sociedades del conocimiento. Sin embargo, el mero acceso no es suficiente porque el conocimiento implica sentido, apropiación y participación. Dominar el conocimiento exige más que el acceso a las tecnologías de información y de comunicación. Se logra mediante procesos educativos formales e informales.

Por eso, proponemos poner el énfasis sobre el aprendizaje y privilegiar estrategias de capacitación partiendo de la base hacia arriba, dando importancia a la expresión de necesidades y de saberes de todas las partes interesadas. Si las metas de las sociedades del conocimiento apuntan a la paz y al desarrollo sostenible, nos parece imprescindible favorecer la integración del conocimiento en la vida cotidiana del pueblo para maximizar sus beneficios y aminorar sus daños. Eso significa que se debe considerar al conocimiento como un recurso tanto social y cultural como económico. Al mismo nivel que la prosperidad económica, se debe promover la protección del medio ambiente y la promoción de la justicia social en las sociedades del conocimiento.

Nuestro informe subraya la necesidad de procurar soluciones que combinen las energías del sector público, del sector privado y de todos los grupos de la sociedad civil interesados en el desarrollo de las sociedades del conocimiento. Por el momento, se advierte una tendencia a favorecer siempre las respuestas mercadocéntricas a todo tipo de problemas. Nos parece urgente reequilibrar la situación actual a favor del sector público; darle su espacio, reconocer su contribución tanto al Estado como a la sociedad civil. En esta tarea, los servicios públicos mediáticos tienen que desarrollar un papel imprescindible.

1.2 Renovando el papel del servicio público mediático

Los objetivos del servicio público mediático respecto a la producción y difusión de contenidos de calidad, al pluralismo informativo e ideológico, a la diversidad cultural y a la integración social, siguen siendo importantes en la era digital. Los medios de servicio público actúan como contrapeso a los grandes grupos privados resultantes de la concentración de la propiedad. Por ejemplo, en Quebec, la SRC se erige como el mayor competidor del grupo Quebecor.

En las sociedades que reconocen la importancia del conocimiento y la necesidad de promover su acceso universal, tanto para alcanzar el progreso social y cultural como el crecimiento del bienestar económico y la protección del medio ambiente, los medios de comunicación, sobre todo los medios públicos, desempeñan un papel estratégico para asegurar la libertad de expresión, el derecho a la información e, incluso, el derecho a la comunicación como lo propuso el informe McBride al inicio de los años ochenta. Los medios públicos deben retomar la iniciativa, según el título de un libro colectivo publicado por actores del sector en varios países (Ferrell Lowe and Steemers, 2011).

Más que nunca, en sociedades que valorizan el conocimiento, los organismos de difusión mediática que tienen un mandato de servicio público deben favorecer la creación de productos culturales de alta calidad y de acceso universal. Estos dos objetivos son igualmente deseables. Pero, los problemas ligados a la financiación hacen que entren a veces en conflicto.

Como lo hemos visto anteriormente, las iniciativas de los difusores británicos, canadienses y franceses muestran que pueden adaptarse al nuevo entorno tecnológico y aprovechar las oportunidades para cumplir su mandato con servicios innovadores. Sin embargo, siguen confrontados a dos grandes problemas: su financiación y su legitimación.

Como servicio público, la SRC, la BBC y France Télévisions deben dar acceso a la cultura y al conocimiento -definido de manera abierta e inclusiva- a todos los ciudadanos y a todas las ciudadanas que pagan sus impuestos y el canon que permiten su funcionamento. Pero, en nuestros tiempos, los poderes públicos tienden a favorecer las soluciones mercadocéntricas y a disminuir las dotaciones de fondos públicos. Recortando la contribución pública, empujan a los difusores públicos a reducir sus costes y a buscar beneficios comerciales, sea por la publicidad o la venta de productos.

Además, para proteger y estimular la creación y la producción independiente, los difusores públicos deben respetar cuotas y contratar con empresas privadas que detentan derechos de autor y copyrights. Todas estas presiones financieras ponen límites importantes a los organismos que tienen el mandato de dar acceso universal a la cultura y al conocimiento. Resulta de todo ello que, como destacamos anteriormente, las redes digitales aparecen más como competidoras en la captación de recursos publicitarios y como fuentes potenciales de ingresos que como una herramienta para mejorar el acceso a la cultura y al conocimiento.

Tanto en Canadá como en Francia y en el Reino-Unido, los difusores públicos deben resolver el dilema de la financiación estable de sus actividades. En nuestra época, la coherencia ideológica no da resultados positivos. Es decir, que no parece realista esperar una financiación totalmente pública, sea por canon o por subsidios parlamentarios. Hoy como ayer, los difusores públicos deben combinar recursos públicos con fuentes privadas, como la publicidad y la venta de productos en el mercado. Y deben alcanzar soluciones equilibradas entre fuentes que o bien limitan su mandato de favorecer el acceso universal a la cultura, o bien influyen sobre su mandato de fomentar la creación y la producción nacional y local.

El peligro reside en la influencia desproporcionada que puede tener sobre la programación el excesivo afán de captar audiencias. « Esto plantea -como recuerda Juan Carlos Miguel de Bustos- una cuestión nada fácil de resolver que es compaginar los objetivos de servicio público con la financiación por publicidad, en la que se compite abiertamente, en el mercado, con las televisiones privadas, que están especializadas en ello » (Miguel, 2012 :27).

Existe también otro camino que remite a la innovación y a la exploración de servicios distintos para todos los sectores del público. En su origen, la radiodifusión tenia que cumplir tres metas: informar, divertir y educar. Con el paso del tiempo, se olvidó poco a poco el tercero. En sociedades del conocimiento, con las oportunidades abiertas por las redes digitales, los difusores públicos deben descubrir de nuevo su misión educativa. Tienen que desplegar su papel para concretar la educación durante toda la vida.

La refundación de los servicios públicos de comunicación debe pasar por la renovación de su legitimidad y la redefinición de sus metas. En este camino, el movimiento de los bienes comunes, incluyendo el conocimiento en el sentido más amplio, abre la puerta a los que quieren redefinir y redinamizar el papel de los servicios públicos de comunicación.

Concuerdo con Ramón Zallo cuando considera « que un aspecto muy prometedor y derivado de esa teoría del 'bien público' es su eventual aplicación, más allá del servicio público como tal, al propio espacio de comunicación y acceso al conocimiento en Internet, en torno a la figura del pro-común como patrimonio inmaterial colectivo. El propio desarrollo de aplicaciones y usos empuja en esa dirección, no solo por razones sociales, sino también por motivos de eficiencia tecnológica, organizativa y de usos y aprovechando economías de escala, de red y de club » (Zallo, 2013 :8).

1.3 Renovar la legitimidad del servicio público

Hace tres años, empecé una investigación sobre el tema de la renovación del servicio público mediático en la era digital que presenté en octubre de 2012 en el congreso de la ULEPICC brasileña en Rio de Janeiro (Tremblay, 2013).

La economía política de los "bienes comunes" (commons), también conocida como " nueva economía institucional " proporciona una base interesante para un planteamiento teórico que tome en cuenta la investigación sobre las industrias culturales y el trabajo de los economistas de la información. Tal planteamiento teórico define el conocimiento como un recurso colectivo (Hess y Ostrom , 2007) y un bien común no rival, puesto que el uso de unos no obstaculiza el uso por los demás. Es poco probable que el intercambio de conocimientos cause una "tragedia " (Hardin , 1968) similar a la que puede llevar un mal uso de los bienes comunes "naturales " (el agua, los bosques, la pesca, etc.) por la falta de un control regulatorio apropiado. En otras palabras, los pastos de la comunidad pueden ser destruidos por el uso indebido de personas motivadas solo por sus propios intereses personales, mientras que el conocimiento y el bien cultural compartidos sobreviven a su consumo individual, como ya que pusieron de relieve los trabajos sobre las industrias culturales y la economía de la información. Más aún, el valor del conocimiento aumenta con la expansión de su distribución, lo que significa que un régimen de derechos de propiedad demasiado restrictivo puede generar, a la inversa, la "tragedia de los anticommons", según las palabras del abogado Michael Heller (1998).

Por lo tanto, ¿ tiene que ser siempre totalmente libre y gratuito el acceso a los productos industriales del conocimiento y de la cultura ? No es lo que recomiendan los defensores del sistema de Creative Commons cuando definen condiciones graduadas de acceso a la obra que corresponden a diferentes niveles de propiedad. Por ejemplo, el respeto de su paternidad y la prohibición de su uso comercial constituyen garantías suficientes para su uso en un determinado nivel. Esta visión se contrapone a la de los defensores del copyright, que requieren la aplicación estricta de la exclusividad, es decir, permitiendo el acceso sólo a los consumidores dispuestos a pagar el precio exigido por los beneficiarios de los derechos comerciales. Entre las dos opciones, el problema es establecer un equilibrio socialmente aceptable y económicamente viable (Mansell y Tremblay , 2013). Y uno podría pensar que no habrá otro remedio que la exploración de experiencias concretas como las que llevan a cabo los economistas neo-institucionalistas, incluyendo la ganadora del Premio Nobel en 2009, Elinor Ostrom, para ayudar a identificar las condiciones para el éxito de los modos de gobernanza de los knowledge and creative commons.

La misión de la radiodifusión pública se ubica en el corazón de la cuestión del arbitraje entre la protección de la creatividad y la promoción de la accesibilidad. Se necesita analizar y comparar las estrategias utilizadas por las grandes instituciones públicas como la BBC, la CBC/SRC y France Télévisions para afrontar los retos planteados por la Internet y la proliferación de servicios en un contexto dominado por la economía de mercado. Se necesita también la reflexión de cada uno en la re-legitimación necesaria del servicio público y su reorganización en la era de las llamadas sociedades del conocimiento (UNESCO, 2005).

Además, en el informe que Robin Mansell y yo hicimos (Mansell y Tremblay 2013), proponemos que los paises donde los servicios públicos de radiodifusión tienen una larga experiencia compartan sus conocimientos con los paises que intentan desarrollar servicios similares. Por el momento, los difusores públicos tienden a comportarse como agentes privados en el mercado internacional, procurando ganar dinero para compensar recortes en los subsidios públicos a nivel nacional. Se necesita contrarrestar tal tendencia y volver a una lógica de servicio público, desarrollando una red de cooperación entre los entes públicos para favorecer el intercambio de la cultura y del conocimiento a nivel internacional.

Corolario

Para concluir en pocas palabras, me parece que en la era digital el sector mediático público debe desempeñar un papel de mayor liderazgo para asegurar la producción, la difusión y el acceso a contenidos diversificados de alta calidad. Es imprescindible porque el conocimiento y la cultura son bienes comunes. Y, frente a la concentración de los medios privados, es asimismo necesario para fomentar el pluralismo democrático.

 

Referencias bibliográficas del fragmento:

Ferrell Lowe, Gregory and Jeannette Steemers (eds) (2011) Regaining the Initiative for Public Service Media, Nordicom.

Hardin, Garrett (1968) « The tragedy of the Commons », Science, 13 décembre 1968.

Heller, Michael A. (1998) : "The Tragedy of the Anticommons: Property in the Transition from Marx to Markets." Harvard Law Review 111(3):622–688.

Mansell, Robin and Tremblay, Gaëtan, Renewing the Knowledge Societies Vision for Peace and Sustainable Development, Paris, UNESCO 2013

Miguel de Bustos, Juan Carlos y M. A. Casado del Río (coords) (2012). Televisiones autonómicas. Evolución y crisis del modelo público de proximidad. Barcelona. Gedisa Editorial.

Tremblay, Gaëtan (2013) « Rumo à renovação do serviço público midiático », dans Políticas públicas e pluralidade na comunicação e na cultura, sous la direction de Marcelo Kischinhevsky et Marcos Dantas, Editora E-Papers, Rio de Janeiro, Brasil, 374 p.

Zallo, Ramón, « Prólogo », en Mastrini, Guillermo, Bizberge, A., de Charras, D. (2013) Las políticas de comunicación en el siglo XXI. Buenos Aires: La Crujía Ediciones.


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