Cuando aterrizaron los primeros directivos elegidos por Aguirre en la Redacción de Informativos, el cambio en la forma de actuar fue lento y paulatino. Como una lluvia fina, como si claramente la estrategia de los nuevos gestores de la información en Telemadrid fuera la de no mostrar su verdadera cara hasta que realmente fuese necesario. Con unas elecciones recién ganadas, el ambiente les era propicio. Aún así, comenzaron por aniquilar la información local: esa que hacía que muchos vecinos de Madrid llamasen antes a la Redacción de Telemadrid que al 112 o a los bomberos. Esa información que nos hacía estar los primeros en la aparatosa rotura de una tubería en el Paseo de las Delicias o en un atentado de ETA en Vallecas. Esa que nos llevaba a los 175 pueblos de la Comunidad, a los lugares más recónditos y alejados de la región, para denunciar un desmán ecológico, un atropello político, un fraude inmobiliario.... Ahora ya no se recuerda, o no quiere recordarse, pero Telemadrid era la televisión de los vecinos de Madrid.
Las Asociaciones de Vecinos de distritos, barrios y pueblos fueron aniquiladas sin miramientos de los Telenoticias. La información local comenzó a convertirse en una serie de despliegues informativos y propagandísticos para cubrir los actos de la presidenta de la región y los alcaldes del PP; actos, ruedas de prensa e inauguraciones de alcaldes de otras opciones políticas se ningunearon. También, en cierta medida, los del alcalde de la capital, Alberto Ruíz-Gallardón, por razones obvias que emanaban directamente de la Puerta del Sol, cuando no de la calle Génova.
Los madrileños empezaron a alejarse de una televisión que era "suya". Se la estaban quitando.