Los cambios posiblemente no serán menores. Incluso podemos llegar a cuestionar si continuaremos teniendo la televisión en el comedor de casa, tal y como lo entendemos ahora, o bien tendremos pantallas conectadas a la red, en un futuro más o menos inmediato.
En el contexto español, hay que sumar una frivolidad maliciosa que es persistente y que podría actuar como una mancha de aceite. Son momentos críticos, pues, de crisis que, si no encontramos solución, podrían causar desencanto y abandono sin más en un futuro incierto. Ahora, más que nunca, los medios de comunicación, especialmente los visuales, representan un pilar para el mantenimiento de nuestras preciadas democracias europeas.
Miremos hacia el norte. Tenemos grupos mediáticos cercanos que podrían inspirarnos. La BBC, por ejemplo, es una institución cultural única admirada en el mundo por haber mantenido un periodismo de alta calidad. Solo hay que escuchar unas horas el prestigioso canal radiofónico 4 por darse cuenta de que la radio de alta calidad puede ser un consuelo en medio de la ola de superficialidad y frivolidad visual que nos rodea. El hecho de que el medio televisivo no haya eclipsado al radiofónico es ya un aspecto revelador. A veces, la palabra puede tener más fuerza que la imagen y tiene la ventaja de no tener que rendirse a los dictados los realities. Por otra parte, la cultura de alta calidad debería estar al alcance de todos y qué mejor que poder acceder desde casa por un medio radiofónico. La BBC ha mantenido el radioteatro que inexplicablemente aquí perdimos. Shakespeare o Chejov no deberían estar solo reservados a quien puede pagar o tiene tiempo de ir al teatro, y tampoco debería ser necesario ir a la universidad para acceder a la alta cultura.
Esta falta de reflexión ha hecho que en Catalunya nos hayamos quedado sin emisora radiofónica de calidad y, en cambio, tengamos varias que ofrecen el mismo tipo de programación generalista de entretenimiento con alguna pincelada cultural. Una repetición totalmente innecesaria que se explica por una planificación inicial errónea. Esta filosofía de servicio social y de promoción de la cultura de la BBC viene de los orígenes de la institución británica. Su fundador, lord Reith, un escocés hijo de un pastor presbiteriano, fue el primer director que la corporación tuvo. Desde los inicios sentó unos principios sólidos sobre el rol de la BBC, radio solo en aquellos momentos tempranos de hace casi un siglo, que se basaban en educar a las masas, concepto que, casi un siglo después, ha sabido mantener. La huella de Reith ha sido tan importante que incluso existe el término reithianisme para describir unos principios radiofónicos basados ¿¿en la igualdad de consideración de todos los puntos de vista, la fiabilidad de las informaciones, la universalidad y el compromiso con el servicio público. Se distingue claramente de la radio o televisión comerciales, que buscan atraer a la máxima audiencia y la ganancia económica sin ningún mérito artístico, incluso en contra de este, y sin los valores de la imparcialidad, la educación o el entretenimiento.
Se supone que la BBC es neutral, y que ofrece una plataforma con varios puntos de vista. El equilibrio y la objetividad son palabras clave en los reportajes. La corporación continúa ofreciendo los servicios de radio en el exterior en decenas de lenguas, que ejercen un soft power (poder blando) en el sentido que proyectan un tipo de justicia británico, de equilibrio y objetividad en el mundo y de una buena imagen del Reino Unido. En esta era de recortes, de las cuales tampoco escapa, seguro que será capaz de mantener la máxima calidad. Pero la gran preocupación que ahora tiene es que no la salpique el sensacionalismo que ocupa a los medios globalmente.
La BBC se ha adaptado rápidamente a la nueva era digital. El ámbito educativo es un aspecto que la caracteriza y su web, una de las más utilizadas del mundo, ha sido fundamental para la educación digital de muchos usuarios. Páginas como el WebWise y el First Click están diseñadas para enseñar a utilizar la web. Un ejemplo de su compromiso educativo fue el BBC Jam, un servicio digital gratuito que ofrecía material interactivo de alta calidad, diseñado para estimular el aprendizaje en casa y la escuela, pero que fue suspendido por la Comisión Europea porque dañaba intereses comerciales.
En Catalunya tenemos buenos profesionales del periodismo, pero necesitamos enderezar y fortalecer los medios públicos y que seamos capaces de conseguir una BBC catalana para que la gente no se sienta tan desvalida en un mundo tan cambiante. A veces, no es tanto una cuestión económica como de prioridades. Contagiémonos del espíritu altruista del viejo lord escocés.