Su influencia social en los años 60 y 70 fue indudable con la emisión de cine, festivales musicales y por supuesto fútbol.
Su primera gran reforma fue en el año 1975, de modo que el control de la RAI pasó del Gobierno al Parlamento, con el fin de garantizar la pluralidad informativa y la apertura a todas las tendencias de la sociedad. En la práctica se llegó a un acuerdo por el cual la Rai Uno pasó a estar bajo la influencia de la Democracia Cristiana y la Rai Due tenía una tendencia más del Partido Socialista.
El segundo momento crítico se vivió con la llegada de la televisión privada y el berlusconismo en los años 80-90, convivencia forzada que no fue grave, aunque hubo intentos de privatización parcial sin éxito.
A partir del año 2000 comienza la irrupción de Internet y las nuevas tecnologías de la información/comunicación, la televisión por satélite, así como los nuevos modos de consumir los productos audiovisuales. La RAI va adaptándose poco a poco abriendo nuevos canales e intentando estar presente y activa en la web.
Por último, ya en la reciente década, la RAI ha acometido el pase al mundo digital abandonando el analógico y la emisión en Alta Definición en formato 16:9.
Renzi anuncia una nueva reforma
El joven primer ministro Matteo Renzi (que llegó al cargo en febrero de 2014) anunció el año pasado vagamente su intención de reformar la RAI e incluso en ocasiones insinuó con hacerlo por decreto, pero ya este año parece que se ha optado por algo más reposado, como se observa por ejemplo en esta noticia de febrero: http://www.lastampa.it/2015/02/24/italia/politica/rai-pressing-di-renzi-sulle-camere-ma-sui-decreti-mattarella-sar-scrupoloso-hnhajNDmVKRLBlzT0SkTXL/pagina.html .
El primer ministro Matteo Renzi asegura que quiere una RAI líder en información y en programas para impulsar la cultura italiana. Y a la vez, capaz de vender productos de alta calidad en el mercado audiovisual, siguiendo el modelo BBC o SKY. Parece un buen objetivo; no estaría mal que nuestro gobierno fuera tan ambicioso con RTVE, aunque fuera de palabra.
Pero Renzi no explica cómo va a lograrlo. Da la impresión de que por ahora el gobierno italiano está en "fase buenas intenciones" que para muchos en Italia ni siquiera son buenas, puesto que:
- Quiere dar más poder al Consejero Delegado, para que sea menos dependiente del Consejo de Administración. Le llaman "supermanager", pero no están claras sus funciones.
- Quiere cambiar el Consejo de Administración de la RAI que pasaría de 9 a 7 miembros, aunque se mantendría una gran dependencia política: 2 consejeros elegidos por la Cámara de Diputados, 2 por el Senado, 2 por el Ministerio de Finanzas y 1 por los trabajadores.
- Quiere reforzar la Comisión de Vigilancia -ahora presidida por un miembro del Movimiento 5 Estrellas- para acentuar el carácter de servicio público y la independencia periodística, pero el propio Movimiento 5E no parece muy convencido.
Como ya hemos mencionado, todavía hoy en Italia se asume que RAI1 y sus informativos tiene un sesgo más comercial y conservador, mientras RAI2 es más centrada y Rai3 más de izquierdas con contenidos más marginales y alternativos. - Quiere retirar la publicidad de Rai3 y simplificar la financiación de la RAI para combatir las altas tasas de fraude, pero Renzi tampoco ha explicado exactamente cómo. Ahora, el conglomerado RAI tiene un presupuesto de unos 2.800 millones de euros, de los que unos 1.700 los pone el gobierno a través del canon (113 euros por año que muchos italianos no pagan) y unos 670 millones de publicidad .
La RAI (con aproximadamente un 18% de share) es líder de audiencias en Italia en casi todas las franjas, por delante de 'Canale 5' (16%). Tiene actualmente 11.800 empleados y el reto de mantener su relevancia en un tiempo en el que las televisiones generalistas se van disolviendo en el magma de Internet y la web, como pasa en todo el mundo, especialmente por la influencia del público joven que están implantando un nuevo modo de consumir los productos audiovisuales: cine, concursos, música...
Conocemos todavía pocos detalles del plan Renzi . Pero una cosa parece clara: para llegar a buen puerto, la reforma tienen que ser aprobada por las dos Cámaras, un procedimiento que en Italia suele ser sinónimo de eternidad...