A Ana Blanco le costó ayer pronunciar la palabra "españolizar" en boca del ministro Wert. Silenciada en el sumario, hubo que esperar hasta la información. El informe del Consello de Contas (Tribunal de Cuentas) gallego sobre las facturas aplazadas de Feijóo se quedó en "acusaciones de los socialistas gallegos" en los textos de los telediarios, que el domingo por la noche silenciaron el grito independentista catalán en el Camp Nou.
El cambio editorial en los telediarios y el comienzo de la percepción pública de la erosión de su credibilidad está acabando con el liderazgo de TVE durante más de cinco años. La tendencia de septiembre con el adelanto del Informativo de Telecinco de las 21 h sobre el Telediario 2 se acentúa los primeros días de octubre, cuando la mayoría de las noches el programa de Pedro Piqueras ha ganado la batalla al telediario nocturno de la televisión pública.
El Telediario 1 resiste mejor y lidera la audiencia de informativos al mediodía, aunque algunos días ya ha sido sobrepasado por Telecinco, como en el gráfico correspondiente a ayer día 10.
En sólo unos meses el fuerte liderazgo de TVE se resquebraja. Más allá de la batalla de audiencias hay dos efectos importantes que vuelven a debilitar el derecho a la información de los ciudadanos y rememora las peores prácticas de la televisión pública durante la era Aznar/Urdaci.
El gobierno de Rajoy ha lanzado una ofensiva desconocida contra los derechos de expresión e información de los ciudadanos. Apela continuamente a restringir los derechos de expresión y manifestación al tiempo que acusa a los descontentos y a los medios que reflejan las movilizaciones sociales y políticas de conspirar contra el Estado. La televisión pública se ha convertido junto a la prensa de derechas en su gran altavoz. Los telediarios vuelven a ser una sucesión de apariciones de ministros en las que se mitiga todo lo posible las movilizaciones y protestas diarias.
Los telediarios de las televisiones privadas no son la alternativa. Un análisis a sus contenidos y escaleta vuelve a mostrar el lado más sensacionalista de la información, la saturación de sucesos y noticias anecdóticas y la falta de información en profundidad sobre los temas políticos y económicos. Sólo el área de sociedad se salva un poco, pero la imagen de la cotidianeidad transmitida por uno de los telediarios de las televisiones comerciales dista bastante de la realidad que los ciudadanos perciben en su vida diaria o en otros medios más informativos como diarios, medios informativos digitales y radio.
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