Los consejeros de RTVE tienen, sin embargo, grandes tragaderas. PP, PSOE, CiU, ERC les han obligado a rectificar de un día para otro. El único que ha tenido la vergüenza de pagar por su error ha sido el de CCOO. Ironías del destino. Urdaci se habrá acordado. Bien es verdad que juzgar a los consejeros es muy fácil. Quizá si los demás ganáramos su sueldo, nos desplazáramos por Madrid en coche oficial y tuviéramos asistente también estaríamos dispuestos a pasar por un bochorno urbi et orbi.
Ahora que Zapatero se despide y todo el mundo juega con él al tiro de pichón, alguien tiene que decir que es él quien ha permitido que los periodistas de TVE hayan podido defender su dignidad. Este presidente, y no otro, ha sido quien ha garantizado un pluralismo sin precedentes. Muy a pesar de muchos dirigentes del PSOE, y con tristeza de los ministros, que no salían en la pública tanto como querían. Bien lo sabe Mariano Rajoy. Nunca antes a ningún líder de la oposición le había dado la televisión pública varias horas en prime time –Tengo una pregunta para usted– para explayarse.
La corporación está en el limbo jurídico. PSOE y PP no han querido pactar un presidente de transición como tampoco quisieron sistituir a los consejeros que han agotado su mandato. Y los consejeros se han creido que eran consejeros por ellos mismos, y no personas que deben obedecer a los partidos.
El equipo profesional que dirige Fran Llorente se ha tomado en serio el artículo del Estatuto donde pone que RTVE es un "servicio público". Sólo ellos saben las presiones de todo tipo a las que les quieren someter los partidos. Los telediarios y los programas informativos de TVE son los mejor valorados por los españoles, según todas las encuestas. Hay que estar muy intoxicado por los medios del Tea Party para decir que los telediarios están manipulados por el Gobierno. Zapatero deja La Moncloa y por tanto ahora vendrá otro presidente.Si tuviera dos dedos de frente y fuera respetuoso con la libertad de expresión, el nuevo Gobierno no echaría por la borda este prestigio ni tomaría decisiones que volvieran a convertir la televisión pública en una televisión de partido. No nos lo merecemos.