Un veterano colega del periodismo de la radio, práctico donde los haya, comprendió muy pronto que el mejor modo de no enredarse con noticias poliédricas o sujetas a arriesgadas interpretaciones era contarlas de modo que nadie las entendiera. Y así, aplicando un método simple pero efectivo llegó a dirigir un ingenioso boletín informativo.
He llegado a leer una docena de veces la propuesta de reforma de RTVE que el Congreso ha remitido al Senado para su aprobación y he llegado a la conclusión de que sus redactores han aplicado la misma técnica que mi ingenioso colega. No les presumo mala intención. Supongo que, del mismo modo que te ves precipitado a narrar una noticia de objetiva relevancia sin comprenderla del todo, los políticos han pergeñado un texto de reforma que ya sea por prisas en la estrategia política o por necesidad de satisfacer demandas profesionales y sociales, no deja de ser incomprensible y de enrevesado consenso parlamentario.
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