[Infolibre] TERESA ARANGUREN
¿Para qué necesitamos medios públicos? La pregunta dicha con tonalidad retórica suele enarbolarse como una proclama de modernidad y liberalismo a ultranza, entendiendo, claro está, el término liberal como sinónimo de libertad de mercado y la modernidad como la aspiración, resultado de una admiración sin reservas por el modelo de sociedad estadounidense, a parecernos cada vez más a ellos, a los Estados Unidos de América, digo. Así que en ese contexto de pensamiento ultraliberal la pregunta, dicha con tono retórico y adecuadamente airado, trae prefigurada una única respuesta: Para nada.
En realidad la idea de la necesidad de medios públicos es de matriz radicalmente europea. Es en el ámbito europeo en el que toma forma la idea de que los medios audiovusuales son demasiado poderosos como para dejarlos exclusivamente en manos de intereses privados. La necesidad de unos medios públicos sujetos a rigurosos controles de calidad y lo suficientemente potentes como para ser referentes en el ámbito de la comunicación audiovisual, parte de la conciencia de que a través de la radio y la televisión no solo se transmiten noticias y entretenimiento, sino también actitudes, emociones, prejuicios o contraprejuicios, estados de opinión y de ánimo que en cierta medida conforman la tonalidad mental de una sociedad. Y no conviene que tanto poder dependa en exclusiva de las leyes de la oferta y la demanda. La noción de "servicio público" aplicado a los medios de comunicación es un logro de las sociedades europeas y se inscribe en el marco ideológico que sustentó la construcción, o el proyecto de construcción, del llamado "Estado del Bienestar". No es de sorprender por tanto que desde el mundo ultraliberal, los medios de comunicación públicos hayan sido siempre objeto de furibundos ataques. Más aún en época como la actual, cuando la crisis económica y el ascenso de las derechas en Europa está poniendo patas arriba todo lo que lleva el marchamo de " público". Desde la sanidad a la radio-televisión pública.