MANUEL RIVAS
El movimiento inédito y ejemplar de las mujeres trabajadoras de RTVE ha conseguido situar como principal prioridad democratizar los medios públicos.
INTERPELADO POR el estado permanente de desinformación en TVE, la televisión pública, el ministro Cristóbal Montoro respondió con una inhabitual desinteligencia por su parte: “¡Si no le gusta, cambie de canal!”.
Después del exabrupto, sería un acto de inteligencia por parte del señor Montoro el desdecirse. Él no puede hablar como un propietario de TVE, y su respuesta refleja esa mentalidad. Durante una campaña electoral autonómica, un periodista de TVG (otro canal público apropiado por una facción política) le preguntó a Fraga Iribarne: “Señor presidente, ¿cómo va nuestra campaña?”. Lo que vino a decir el señor Montoro fue eso: “Si no le gusta el nuestro, cambie de canal”. Por esas fechas, tuvimos noticia de un ejemplo escabroso de la apropiación sectaria de TVE. La censura del vídeo en que se veía a toda una jefa de comunicación del Gobierno español respondiendo “¡Os jodéis!” a unos pensionistas que expresaban sus demandas. Los profesionales de TVE en Valencia, lugar del suceso, fueron obligados a destocar, cuando la que tocó el bochorno fue la jefa compositora de “¡Os jodéis!”. Pero el episodio tuvo una segunda parte de dignidad: la dimisión de Arantxa Torres, editora del informativo valenciano, que no aceptó la orden de desinformar. Y, además, escribió una carta memorable defendiendo el derecho a la información de los ciudadanos frente a los intereses políticos de turno.
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