La carrera profesional que cualquier periodista o profesional del medio aspira de forma honesta se confronta con los sistemas de promoción y asignación de puestos de trabajo que la empresa detenta.
En el caso de los periodistas que disponen de la categoría de informador (antes redactor) su titulación es de nivel superior y se les asigna por lo general los salarios de técnicos superiores y su progresión es escasa dado que ocupan los niveles altos de retribuciones de la escala salarial de convenio.
Más allá de eso los periodistas solo incrementan su salario en la medida que obtienen complementos retributivos que están fuera de convenio. Es decir que la empresa los asigna o los retira arbitrariamente según su criterio.
Esta situación condiciona a los informadores porque si se le asignan determinados puestos por parte de la dirección de turno colocada por el partido gobernante, su situación depende de no ser demasiado beligerante y aceptar las políticas informativas del momento. Es decir, el sistema retributivo en manos de la dirección y no en base a procesos de selección objetivos, conlleva la docilidad, sumisión o no beligerancia del profesional. Es un sistema propio de una RTVE controlada por el gobierno y que cumple ese fin.
Por otra parte cuando un gobierno, desarbola un consejo de administración, nombra direcciones de informativos afines, y de ahí para abajo a todas las direcciones intermedias, está configurando el mecanismo para asegurarse la fidelidad del medio.
Después de muchos años de esta práctica, con algunos periodos de respiro, los profesionales de RTVE se han configurado en grupos. Principalmente los que por el bipartidismo ocuparon cargos con el mandato del PP y con el mandato del PSOE. De modo que se elevaban unos u otros dependiendo del periodo. Sin duda no con las mismas políticas.
En esta ocasión al PP no le ha bastado con los mecanismos tradicionales de hacerse con el control de las redacciones y programas, si no que además apunta a una práctica que ya se hizo en Canal 9 y en Telemadrid: las redacciones paralelas.
Se contrata a periodistas afines con el fin de se ocupen de informaciones sensibles para el PP. Por ejemplo tribunales, para asegurar que las informaciones sobre Gurtel y la corrupción del PP, estén controladas, reducir su presencia y difundir las informaciones de camuflaje que el PP desarrolla para evitar la justicia y los daños que electoralmente ello le produce.
Este nuevo mecanismo de control pone en grave riesgo la propia existencia de medio público. Para ello no hay más que seguir las experiencias de Canal 9 y Telemadrid. La caída de audiencia de los informativos en RNE y TVE debe poner en aviso a los trabajadores que esta política lleva al suicidio empresarial. Ya no sucede como en periodos anteriores donde el seguro de vida de la empresa era la propia necesidad de los partidos de los medios públicos.
Hoy el bipartidismo se ha asegurado sus propios medios. Para ello hubo el nuevo reparto de la TDT y la creación de nuevos grupos empresariales. La derecha siempre ha tenido a banqueros y empresarios dispuestos a darle su apoyo, la pública era un añadido a los medios que ya disponía, pero a considerar y controlar por sus niveles de audiencia.
La situación ha empezado a cambiar porque las audiencias de RTVE caen y suben otras privadas. Además el PSOE dispone de un grupo mediático que antes no disponía: la Sexta.
El PP ya piensa que la RTV pública no es necesaria, ¿pero puede llegar a la misma conclusión el PSOE? Si esa tendencia se asentara el bipartidismo acabaría con los medios públicos definitivamente a favor de consolidar sus propios medios vinculados al partido.
Ahora en esta situación de crisis y recortes presupuestarios al PP no le importa prescindir de las RTV públicas, ya ha quedado demostrado con Canal 9 y las amenazas de Telemadrid.
Los trabajadores de RTVE y los medios públicos deben ser conscientes de que su futuro empleo depende de salir del ciclo del bipartidismo, el paro está a la vuelta de la esquina si no se buscan aliados en la ciudadanía para cambiar la situación.
Los informadores deben estar al servicio de la ciudadanía y no de los mandatarios del PP. Las redacciones paralelas de partido son el fin de la pública. No se puede aceptar propagandistas de partido en las redacciones a las órdenes de Genova. Va en ello el salario. El bálsamo de fierabrás, los complementos, no servirán de nada si se pierde el empleo.