Eso lo saben bien quienes trabajan y quienes hemos trabajado en esa empresa maravillosa que últimamente levanta más preocupaciones que antaño. Y es lógico.
Al margen de los proyectos que tenga el Partido Popular para el grupo de empresas que la conforman, en caso de ganar la cita en las urnas, no se lo han puesto fácil. Y al leer algunos de los contenidos que observo en estas mismas páginas me extraña que alguien pueda sentir miedo por el programa que pueda poner en marcha el PP sin haber sentido terror por algunas decisiones ya tomadas y que han llevado a la radio televisión pública a un escenario de orfandad por la salida de tantos y tan buenos profesionales y penoso en sus perspectivas de financiación que, seguro, terminará influyendo en sus contenidos, antes o después. Sin dinero no se puede hacer televisión.
Como decía, aparte de los planes del PP para mantener y potenciar el grupo de comunicación han sido varias las decisiones que han contribuido a generar más dificultades de las necesarias para que los nuevos gestores puedan llevar a cabo un trabajo fructífero. Sean las que fueren las pretensiones del nuevo Presidente y su equipo, más allá de la especulación, porque seguramente ni ellos mismos sepan, antes de conocer la situación real de la economía heredada, los proyectos y decisiones finales, pero no fueron los populares los que más debilitaron la televisión pública durante su etapa de gobierno. No recuerdo haber pasado ningún momento de duda sobre la reducción de los presupuestos, ni de programación o la eliminación de canales del entramado empresarial. Tampoco recuerdo situaciones que nos hicieran pensar que había peligro de pérdida de puestos de trabajo o de desaparición del grupo como tal.
Es verdad que rondó, al menos en el ámbito especulativo, la idea de privatización que, por otra parte, siempre se le atribuye al Partido Popular aunque, bien es verdad, que pierde credibilidad a medida que pasa el tiempo.
En el terreno de las hipótesis, la radiotelevisión pública necesita un empujón económico, es decir, ingresos propios que despejen muchas dudas que hoy sienten una buena parte de los trabajadores sobre la viabilidad del proyecto. La retirada de la publicidad en su totalidad perjudica el futuro de RTVE y no está claro que beneficie a las privadas por aquello de que los anunciantes que no acuden a TVE lo harán a otras cadenas. Los tiempos de emisión de publicidad son limitados.
De ahí que los nuevos gestores se podrían plantear la posibilidad de dar marcha atrás a esa decisión y permitir de alguna manera, bien de forma comercial o a través de patrocinios de programa, introducir de nuevo unos ingresos que nunca debieron eliminarse en su totalidad.
Si el PP gana las elecciones del 20 de Noviembre tendrá que acometer algunas reformas y abordar decisiones importantes. Una de ellas como afrontar la escasez económica. Dentro de la austeridad que caracterizará al futuro más inmediato que se nos viene encima, el Partido Popular tiene una responsabilidad con la televisión pública: conseguir que alcance el grado de libertad e independencia deseado por todos los profesionales, sin sesgos. Mantener los puestos de trabajo y potenciar la calidad de los programas e informativos y convertir a RTVE en un símbolo de lo que debe ser una televisión pública.
Pero, por importante que sea el dinero, y lo es, hay otras cuestiones que se deberían abordar para introducir modificaciones a una ley que no está funcionando a plena satisfacción. A los pocos años de su puesta en marcha y cuando debería haber habido un único Presidente nombrado por el Congreso de los Diputados, la radiotelevisión pública se encuentra sin máximo responsable por el abandono de los dos nombramientos anteriores y con la empresa en manos del Consejo de Administración. Esa será una de sus primeras actuaciones, el nombramiento de un Presidente y el estudio en profundidad de una ley que ha permitido un vacío similar.
En definitiva que RTVE no es poca cosa y necesita bastante atención política y de gestión por parte de quien resulte ganador en las elecciones del día 20. Esto sin olvidar que tanto la televisión como la radio y ahora la página web forman parte del liderazgo de los medios de comunicación en nuestro país.