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Domingo, 06 Noviembre 2011 10:33

Programas PSOE-PP para el 20-N: Degradación política ante la comunicación y la cultura

Escrito por

Articulo de Enrique Bustamante Ramirez para Teledetodos.com

Los dos partidos políticos mayoritarios han abordado en sus programas electorales sus propósitos para la comunicación social, el servicio público de radiotelevisión y, por extensión, la cultura. El programa del PSOE parte de sus propios errores y fracasos, aun sin citarlos, pero promete mejorar el servicio público. El programa del PP, reprimido siempre en su expresión, amenaza con jibarizar el servicio público y privatizar las radiotelevisiones autonómicas.

En la cultura, los socialistas prometen poco, pero los populares arremeten contra la “trasnochada estrategia de la subvención”…salvo para la sagrada cultura de la tauromaquia.

La comunicación social y la cultura son ámbitos hoy de enorme repercusión, tanto democrática como económica. Sin embargo los partidos mayoritarios no suelen cuidarlos mucho en sus programas electorales. Cuentan para ello con la complicidad de los grandes medios informativos, que raramente subrayan sus promesas o analizan sus intenciones en ese ámbito. Corresponde pues a la ciudadanía la tarea de analizarlos, y de debatir las concepciones que quieren imponer en la sociedad española. En una sociedad democrática madura, estas concepciones deberían tener un peso importante en la decisión de su voto.

Con este objetivo, resulta ilustrativa la lectura de los programas electorales del PSOE y del PP para las próximas elecciones generales del 20-N. Porque la primera conclusión es que aprovechan la crisis económica para minimizar sus opiniones sobre la comunicación y la cultura, con mucho menos espacio y protagonismo del que le dedicaron en sus proclamas de 2004 y 2008. Aunque la retórica sobre la cultura y el conocimiento ocupe un papel protagonista en la crisis.

PSOE: Autocríticas fuera

El Programa socialista “para ganar el futuro” es emblemático de ese retroceso, sobre todo respecto a la campaña de Zapatero de 2004. En el capítulo V y en el apartado titulado “ un sector audiovisual saneado e independiente”, se reconoce que este “precisa urgentemente” de una actuación global para garantizar una información veraz y una oferta de ocio que favorezca a los creadores y a los espectadores. Se promete la creación “efectiva” del Consejo Estatal de Medios Audiovisuales, se propugna su extensión a Consejos independientes por CC.AA., y se garantiza una “adecuada financiación” del servicio público, incluso con “otros instrumentos alternativos de financiación” si la tasa sobre las telecomunicaciones para RTVE es condenada por Bruselas. Además, se promueve una reforma democrática de las TV.AA., y regulaciones que permitan devolver las licencias digitales privadas no utilizadas para disminuir su número.

En cuanto a la cultura, en el capítulo II sobre “una economía sana y competitiva”, se inserta un espacio sobre Cultura y contenidos digitales, que comienza con la referencia a “una de las grandes culturas del mundo”, que han de jugar (las industrias culturales y creativas) un papel relevante en la economía del conocimiento, y siguen referencias a la política cultural como una rentabilidad “por encima de todo, social”. Pero aquí, RTVE o el servicio público en general no juegan ningún papel , y las promesas concretas escasean: nuevo modelo de protección de la propiedad intelectual, reforma de la ley de mecenazgo, refuerzo del apoyo a las industrias culturales y a la lengua española…

PP: menos servicio público, más toros:

El programa del PP sobre lo que “España necesita”, recién presentado a los medios, es más interesante por lo que se omite o sugiere que por lo que afirma, pero no deja de transparentar claras concepciones sobre la comunicación y la cultura. Las referencias al servicio público aparecen en el apartado 1.9 , “Nuevas tecnologías para la modernización”, y se limita a pronosticar que “estudiaremos la viabilidad económica del actual modelo de televisiones públicas para redimensionarlas y adaptarlas a la coyuntura presupuestaria que estamos atravesando”, estableciendo legalmente techos de gasto y de endeudamiento. Además, se promete impulsar una reforma legislativa para que las administraciones autonómicas y locales tengan “libertad para adoptar nuevos modelos de gestión de las televisiones públicas” que permitan la entrada a la participación privada.

En cuanto a la cultura, el programa del PP es todavía más clarificador en su apartado “Comprometidos con el bienestar”, en donde tras la familia, la salud, los mayores o el deporte, aparece la afirmación de que “nuestra cultura es una de las más dinámicas del mundo”, aunque carece “hoy de una estructura eficaz de difusión y consolidación (sic) de su industria cultural”. Las promesas en esta línea mezclan la sustitución de “la trasnochada estrategia de la subvención” con hacer de la cultura “uno de los componentes de la marca España”, suprimir el canon pero reforzar el marco legal de protección de la propiedad intelectual e industrial” (sic). La oferta más concreta se refiere a fomentar “la protección de todas las manifestaciones artísticas tradicionales que son parte de nuestra cultura, como la tauromaquia” , aunque no se concreta si será con “una política subvencionadora e ineficiente” como se critica hasta ahora en la otra cultura.

Conclusiones: Entre las ausencias y las amenazas:

Los programas electorales encuentran su contexto explicativo en los acontecimientos de los últimos años, y desvelan inevitablemente las concepciones –y los demonios- de sus promotores.

Pese a su evidente incapacidad de autocrítica, el PSOE no deja de reconocer que el modelo audiovisual que ha propiciado desde 2009 hace agua por múltiples vías: el modelo financiero insostenible para RTVE, la ausencia de reformas democráticas en los terceros canales de sus propios gobiernos autonómicos, la inflación de licencias digitales inútiles que ha hundido la televisión de proximidad, el duopolio privado que ha impulsado…Aunque hace gala de buenas intenciones, es incapaz de pensar el servicio público como plataforma esencial para la cultura española, su diversidad y su fortaleza. Olvida así reivindicar siquiera su reforma emblemática de RTVE en 2005.

En cuanto al PP, sus concepciones extremistas neocom sobresalen por encima de su prudencia redaccional. Asoma la pretensión de mutilar la financiación y los medios del servicio público de RTVE, ya apuntada recientemente en una proposición de ley, y preparada con sus extemporáneas acusaciones de manipulación recientes. En lugar de preconizar una reforma democrática de las radiotelevisiones autonómicas, que manipula en algunas regiones como Madrid o Valencia hasta la extenuación financiera y de audiencias, declara su intención de privatizarlas o, cosa más fácil en plena crisis, de externalizarlas al sector privado en la vía de modelos tan opacos y aberrantes como los de Murcia o Baleares, subvencionados con dinero público pero sin control democrático alguno.

En cuanto a la cultura, es forzoso señalar que la imagen del programa popular es tan anarcocapitalista como rancia y carpetovetónica, al anatematizar las subvenciones a la cultura o las industrias culturales – la huella del rencor a las protestas contra la guerra de Irak- pero prometer su apoyo a los toros. Una vía insólita para construir una marca moderna de España para el mundo.

En suma, en el ámbito cultural y comunicativo, el PSOE muestra su agotamiento de ideas e iniciativas. Pero el PP, con las encuestas a favor, inspira miedo.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, la ciudadanía debería exigir que no se cumplan los programas ni las promesas.

 


 

 

Por Enrique Bustamante Ramirez, (Catedrático de Comunicación Audiovisual en la UCM)

 

 

 

 

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