Martín Becerra y Guillermo Mastrini
Hoy, 20 de junio, murió en su Málaga natal Enrique Bustamante, uno de los investigadores más agudos en economía política de la comunicación y la cultura. Sus trabajos sobre las transformaciones del sector audiovisual en las últimas décadas son referencia obligada para quienes estudian la comunicación contemporánea.
Probablemente pocas personas hayan influido en el campo de las ciencias de la comunicación en Iberoamérica como Enrique Bustamante. Su trabajo, primero como periodista y luego como académico, se distingue no sólo por la rigurosidad y excelencia de su producción, sino también por el permanente esfuerzo por articular su capacidad profesional con el contexto político y social en el que la misma es desarrollada. Enrique Bustamante se ha destacado por su valiosa contribución a un mejor conocimiento del funcionamiento de los sistemas de comunicación social, pero también por impulsar cambios y que mejoras que deriven de sus conocimientos científicos en un ecosistema de medios más democrático y plural.
Bustamante nació en 1949. Fue cabal exponente de una generación que protagonizó la transición de la dictadura franquista a espacios de convivencia más democráticos sin negar sus confictos y sus problemas, a cuya resolución dedicó parte de su vida en el campo específico de los medios públicos.
Estudioso y metódico, Bustamante cultivó el rigor analítico desplegado en sus numerosos libros y artículos con el compromiso político y social, en un balance sobresaliente que no resignó ni la profundidad de sus investigaciones ni el empeño por hacer de la sociedad presente un espacio de convivencia más justo y plural.
Como otros grandes maestros de la economía política de la comunicación y la cultura (como Ramón Zallo, como Miquel de Moragas y otrxs), inauguró caminos y temas de investigación con enorme curiosidad intelectual y apertura a nuevos objetos teóricos y empíricos.
Formado y formador en lecturas clásicas, Bustamante no fue ortodoxo, sino que siempre indagó los procesos de transformación de los objetos y sujetos que fueron el centro de gravedad de sus estudios, adaptando sus enfoques conceptuales y metodológicos a realidades que desafiaron los esquemas previos.
Enrique Bustamante fue además un enorme docente, paciente, con atenta escucha, dispuesto al diálogo y a la polémica con vocación genuina por el conocimiento.
Con lxs investiagdorxs latinoamericanxs, Bustamante siempre fue generoso con sus trabajos, con su tiempo, con la posibilidad de compartir proyectos, interpretaciones, lecturas, relaciones y espacios de crecimiento. Apuntaló intercambios y líneas de trabajo con constancia y dedicación. Invitó a participar en las publicaciones que dirigió y editó, y de los congresos y seminarios que organizó.
Enrique Bustamante siempre impulsó espacios para el pensamiento crítico en un marco de libertad y diversidad. Al fin al cabo es lo que el eligió hace ya tiempo para sí mismo y para quienes han trabajado en sus equipos. El placer de pensar independientemente, la libertad del espíritu crítico y el trabajo en equipos transversales, han sido posiblemente sus mayores enseñanzas y sus mayores placeres. Como dijo en una entrevista hace algunos años:
“La universidad pública es la última trinchera del pensamiento independiente en nuestro país. Crítico o no crítico, pero independiente, autónomo, no subordinado a intereses políticos o económicos. Desgraciadamente no sé cuánto tiempo durará así. Llevo ya 32 años en la universidad y me da satisfacciones impresionantes. La simple conciencia de mi independencia por encima de cualquier interés me produce una satisfacción maravillosa”.[1]
Bustamante participó de varias actividades que organizamos en los últimos 15 años desde el Programa de Investigación y la Maestría en Industrias Culturales de la Universidad Nacional de Quilmes.
Quienes tuvimos el privilegio de interactuar con él lamentamos su fallecimiento, lo recordaremos con cariño y respeto y abrazamos a sus afectos más cercanos. Despedimos a un maestro, a un admirado investigador y a una gran persona.