[Valencia Plaza]
El debate -aparentemente- ni existe. Al menos entre quienes deben tenerlo. La cultura es un apéndice rotativo de las estructuras públicas. No es que no posea un ministerio o una conselleria propias, es que se sitúa como una cartera añadida de cualquier otra base imponible y superior. Por ejemplo, en el caso valenciano, dentro de la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte. La misma cuenta con un presupuesto algo superior a los 4.000 millones para 2016; la cultura apenas pesa 80 (sobre todo, después del último tijeretazo impuesto por Montoro). Ese es el estadio económico que, en el caso de la Comunitat Valenciana, ha sufrido desde el año 2000 la mayor regresión de toda España; de tener un gasto público cultural muy por encima de la media a caernos hasta los últimos escalones proporcionales.
¿Y si la cultura tuviera que tener su propia entidad en las estructuras públicas, cuál sería la idónea? Para el catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad, Enrique Bustamante, está claro: "en un Ministerio de Comunicación y Cultura". En conversación con Valencia Plaza aclara que nada "distinto a lo que debería ocurrir en las comunidades autónomas". De hecho, la primera de sus respuestas sobre el estado de la cultura en la región es preclara: "no se puede hacer un plan estratégico cultural si no se articula con la radiotelevisón pública", entendiendo ésta además como "un medio de comunicación transmedia".
A Bustamante, vicepresidente de la Asociación de Investigadores en Comunicación tras un extenso curriculum de publicaciones, investigaciones y cargos, muchos le recuerdan como miembro del consejo de sabios que nombró el Gobierno de José Luis Rodríguez de Zapatero y que impulsó la primera gran reforma de Radiotelevisión Española (2004-2005). No obstante, ayer visitó Valencia para presentar en el Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM) el tercer Informe sobre el estado de la cultura en España. Bajo el título La cultura, motor del cambio, el documento auspiciado por la Fundación Alternativas vuelve a suponer una vasta recopilación de datos, escenarios económicos y conclusiones sobre el ámbito para el país, en un trabajo de 19 investigadores que él ha coordinado. De todo ello habló -junto a otras interesantes intervenciones- en el encuentro promovido por ACICOM (Associació Ciutadania i Comunicació) que reunió a un centenar de personas entre las que también se encontraban profesionales, asociaciones y productores.
-Si el hecho de rehacer la radiotelevisión pública valenciana es una oportunidad como servicio y como empresa, ¿de qué no se debería privar a la misma? ¿Qué errores se deberían evitar?
-De su vinculación con la cultura. No se puede hacer un plan estratégico cultural si no se articula con una radio y televisión públicas. Una radio y televisión públicas concebidas ya en el entorno digital, como un medio de comunicación transmedia; no se puede privar tampoco de ser multipaltaforma. Pero si no se hace así, conectándola con toda la industria cultural, el esfuerzo presupuestario en ambos casos será baldío. Una vez más vemos como la radiotelevisión pública depende de una presidencia y la cultura está en una conselleria. Dicho de otra forma, la cultura es un florero que hay que colocar en algún sitio, a veces en educación, a veces en investigación o ciencia, y los medios de comunicación públicos resulta que tienen que estar controlados directamente por los gobiernos. El problema puede llegar a ser repetir este esquema, cuando el plan cultural puede ser una parte significativa y que aporte al modelo de la radiotelevisión pública. No se puede permitir que no estén articulados entre sí, que no haya conexión cuando ambos son elementos vitales para su supervivencia.
-Ahora nos queda lejos lo del supuesto ministerio de comunicación y cultura...
-En España cuando el PSOE llegó por primera vez a la Presidencia del Gobierno quiso implantar un Ministerio de Comunicación y Cultura. En las últimas elecciones, Podemos, Izquierda Unida y PSOE prometieron articularlas en los mismos organismos... otra cosa es ver si luego lo iban a cumplir. La idea esencial es que no es posible imaginar una actuación seria en el campo de la cultura sin medios de información con capacidad independiente. Estoy al corriente y de acuerdo con que la situación que se ha vivido en RTVV durante los últimos años es catastrófica, terrible, dramática... Pero se tiene la ventaja de que, en lo que se refiere exclusivamente a la creación de un modelo de radiotelevisión, se parte de cero. Se puede construir un modelo de verdad y no tiene porque ser muy caro, que precisamente la idea de multimedia y multiplataforma puede parecer esto y ha de servir justo para lo contrario. Ha de contar con la producción audiovisual independiente y no solo valenciana, sino la que se hace en el resto del Estado porque también influye esto en que sirva para el lanzamiento hacia fuera de una cultura propia. Estoy de acuerdo en que es una gran ocasión, pero solo si se sabe salvar la gran tentación, la permanente tentación por parte de los partidos, de controlar la radiotelevisión políticamente. Hasta ahora en España lo que hemos vivido es la tradición de colocar a militantes y a poder ser sin cultura audiovisual, que así son más flexibles. Si volvemos a caer en esto, apaga y vámonos.
-Este año se cumple una década de la puesta en marcha real de la reforma legal que idearon para Radiotelevisión Española y el escenario, por ejemplo en aspectos como la financiación o la elección de su consejo directivo, parece haber sido incluso regresivo.
-Hay que destacar que el Gobierno de Zapatero, que impulsó la reforma, contempló el 90% de las recomendaciones del informe. Lo que dejaron fuera, que parecían detalles, luego ha tenido muchísima repercusión. Como por ejemplo el tema de la elección de miembros del consejo de administración por mayoría simple, algo que con la llegada del Partido Popular al Gobierno acabaría por desnaturalizar la propia ley. Pero no cabe olvidar que es el propio Gobierno de Zapatero el que en 2009 ya empieza a hacer una contrarreforma. Por ejemplo, elimina la publicidad sin una memoria seria, crea corsés para RTVE con máximos de presupuesto. Y todo ello por la presión de las televisiones privadas que, para cuando se reforma la ley general del audiovisual en 2010, llega a incluir límites a la televisión pública en el product placement, patrocinios y publicidad.
Basta con recordar que la UTECA (Unión de Televisiones Comerciales Asociadas) agradeció públicamente a la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega lo mucho que les había ayudado. Pero lo más grave llegó con el cambio de Gobierno y los brutales recortes del presupuesto y los cambios de la ley. Siempre digo que el retroceso es histórico, pero no a niveles previos a 2005, sino hasta niveles previos al estatuto de 1976. Si tuviera que destacar algo en positivo del periodo 2005 a 2009 diría que se ha hecho un importante cambio tecnológico, que se ha comprobado que el consumo ha cambiado y que hay una posibilidad real de servicio público online que ha de ser multiplataforma, donde caben programas para minorías y en los que la tecnología tiene un papel esencial.