En las últimas semanas, al calor de las recientes elecciones andaluzas, hemos podido escuchar, con asombro y preocupación, cómo la formación política Vox reclama el cierre de Canal Sur y de todas las televisiones públicas autonómicas. Se trata de una reivindicación que no ha sido contradicha frontalmente por PP y Ciudadanos. El Partido Popular ha manifestado, a través de su secretario general, Teodoro García Egea: “...prefiero no tener Canal Sur y tener endoscopios en los hospitales de Almería”. Una afirmación que recuerda poderosamente las razones esgrimidas por el expresidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, cuando justificó el cierre de RTVV, “para evitar el cierre de hospitales y colegios”. Por su parte, la formación Ciudadanos no parece sentirse incómoda ante el ataque a los medios de comunicación públicos, defendiendo así un cambio de modelo de la radiotelevisión pública que, en el caso de À Punt, la RTV pública de la Comunidad Valenciana, sea reducido su tamaño a 300 trabajadores (actualmente tiene alrededor de 450) y cuente con un presupuesto entre 80 y 90 millones de euros (¡ahora mismo tiene 55 millones!), para sostener el sector audiovisual valenciano.